Los análisis de sangre sirven para el diagnóstico. La sangre está compuesta por diferentes clases de células y una parte líquida, plasma, que tiene varias sustancias, como sales y proteínas. La sangre fuera de nuestro cuerpo se coagula porque sus células y proteínas se hacen sólidas, quedando una parte líquida llamada suero, que se puede analizar en pruebas químicas y en análisis. Además, pueden tomarse muestras de sangre para realizar cultivos (multiplicación de microorganismos en un medio óptimo) y observar si crecen microorganismos que causan enfermedades que son infecciosas, con el fin de detectarlos y ver cómo se comportan y la sensibilidad que muestran a diferentes antibióticos.
¿Qué se analiza de la sangre?
La sangre tiene dos elementos principales, el líquido (plasma) y las células, hay tres tipos: glóbulos rojos (hematíes), glóbulos blancos (leucocitos) y plaquetas. Estos son los analisis mas fundamentales
Hemograma
La sangre tiene dos elementos principales, el líquido (plasma) y las células, hay tres tipos: glóbulos rojos (hematíes), glóbulos blancos (leucocitos) y plaquetas. Estos son los analisis mas fundamentales
Hemograma
En este análisis, se hace un recuento de los tipos de células de la sangre:
Glóbulos rojos (Hematíes): se encargan de transportar el oxígeno a los tejidos, y de limpiarlos de anhídrido carbónico gracias a una proteína, hemoglobina. Con el hemograma, se conoce la cantidad de hemoglobina en sangre y el número de hematíes. Otro dato es el volumen corpuscular (VCM), indica el tamaño de los glóbulos rojos. Una persona con anemia tendrá unos niveles de hemoglobina más bajos de lo normal, y según el tamaño de esos glóbulos rojos se diferencian varios tipos de anemia, por ejemplo.
También se consigue el hematocrito, que mide el porcentaje de volumen que ocupan los glóbulos rojos con respecto al volumen total sanguíneo. Casi todas las anemias provocan niveles bajos de hematocrito, osea, disminución de glóbulos rojos; igual que ocurre en las hemorragias. Sin embargo, los niveles altos de hematocrito suelen producirse por deshidratación por una falta de ingestión de líquidos o por la pérdida de agua en casos de diarreas, quemaduras y determinados tipos de cirugías, o por exceso de glóbulos rojos.
Glóbulos rojos (Hematíes): se encargan de transportar el oxígeno a los tejidos, y de limpiarlos de anhídrido carbónico gracias a una proteína, hemoglobina. Con el hemograma, se conoce la cantidad de hemoglobina en sangre y el número de hematíes. Otro dato es el volumen corpuscular (VCM), indica el tamaño de los glóbulos rojos. Una persona con anemia tendrá unos niveles de hemoglobina más bajos de lo normal, y según el tamaño de esos glóbulos rojos se diferencian varios tipos de anemia, por ejemplo.
También se consigue el hematocrito, que mide el porcentaje de volumen que ocupan los glóbulos rojos con respecto al volumen total sanguíneo. Casi todas las anemias provocan niveles bajos de hematocrito, osea, disminución de glóbulos rojos; igual que ocurre en las hemorragias. Sin embargo, los niveles altos de hematocrito suelen producirse por deshidratación por una falta de ingestión de líquidos o por la pérdida de agua en casos de diarreas, quemaduras y determinados tipos de cirugías, o por exceso de glóbulos rojos.
También se analiza el color de los glóbulos rojos asi que que si se encuentran pálidos, suele indicar anemia por falta de hierro, y la forma, que puede indicar una anemia falciforme(que tiene forma de hoz) o una anemia perniciosa(Gravemente dañosa y perjudicial). Pero para ver la forma de los hematíes, es necesario esparcir la sangre sobre un portaobjetos y observarlos al microscopio.
También pueden añadirse colorantes a las extensiones de sangre para detectar parásitos (en los casos de malaria y enfermedad del sueño) o bacterias.
Glóbulos blancos (Leucocitos): son las células que nos defienden de las infecciones. El hemograma realiza un recuento total del número, así como de la determinación de los diferentes tipos en sangre (lo que se llama un recuento leucocitario).
El número de leucocitos suele elevarse en infecciones bacterianas, quemaduras y hemorragias, y con menor frecuencia a consecuencia de leucemia, cáncer o malaria.
La disminución del número de glóbulos blancos puede deberse a enfermedades autoinmunes (osea, los anticuerpos que atacan a los agentes del virus se vuelven contra el propio organismo), infecciones víricas, y con menor frecuencia, por efecto de algunos fármacos.
El recuento de los glóbulos blancos es útil para vigilar la evolución de las enfermedades, y de este modo cambiar el tratamiento si es necesario.
Plaquetas: El hemograma también hace un recuento de las plaquetas. Las plaquetas son pequeñas células que se agrupan entre sí en las zonas de los vasos sanguíneos que han sido dañadas. Son la base de la coagulación de la sangre.
Las personas con bajos niveles de plaquetas tienen mayor riesgo de sufrir hemorragias, incluso sin que haya una lesión, por ejemplo: cardenales. Algunas causas de los bajos niveles de plaquetas son: las enfermedades autoinmunitarias (el organismo fabrica anticuerpos contra sus propias plaquetas), la quimioterapia, algunos fármacos, las leucemias y algunas infecciones de virus.
El aumento en el número de plaquetas hace a la persona más propenso a formar coágulos. Esto pasa en algunas enfermedades de la medula ósea, tales como la trombocitosis esencial o la policitemia vera.
También pueden añadirse colorantes a las extensiones de sangre para detectar parásitos (en los casos de malaria y enfermedad del sueño) o bacterias.
Glóbulos blancos (Leucocitos): son las células que nos defienden de las infecciones. El hemograma realiza un recuento total del número, así como de la determinación de los diferentes tipos en sangre (lo que se llama un recuento leucocitario).
El número de leucocitos suele elevarse en infecciones bacterianas, quemaduras y hemorragias, y con menor frecuencia a consecuencia de leucemia, cáncer o malaria.
La disminución del número de glóbulos blancos puede deberse a enfermedades autoinmunes (osea, los anticuerpos que atacan a los agentes del virus se vuelven contra el propio organismo), infecciones víricas, y con menor frecuencia, por efecto de algunos fármacos.
El recuento de los glóbulos blancos es útil para vigilar la evolución de las enfermedades, y de este modo cambiar el tratamiento si es necesario.
Plaquetas: El hemograma también hace un recuento de las plaquetas. Las plaquetas son pequeñas células que se agrupan entre sí en las zonas de los vasos sanguíneos que han sido dañadas. Son la base de la coagulación de la sangre.
Las personas con bajos niveles de plaquetas tienen mayor riesgo de sufrir hemorragias, incluso sin que haya una lesión, por ejemplo: cardenales. Algunas causas de los bajos niveles de plaquetas son: las enfermedades autoinmunitarias (el organismo fabrica anticuerpos contra sus propias plaquetas), la quimioterapia, algunos fármacos, las leucemias y algunas infecciones de virus.
El aumento en el número de plaquetas hace a la persona más propenso a formar coágulos. Esto pasa en algunas enfermedades de la medula ósea, tales como la trombocitosis esencial o la policitemia vera.
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